EL RUTÓMETRO

Mayúsculo Pogacar

Pogacar
Pogacar celebrando un triunfo. (AFP)

Ha empezado una temporada que apuesta, seriamente, por aglutinar todos epítetos imaginables para describir la grandeza y la ambición de la prole de excelentes ciclistas, que tenemos la fortuna de disfrutar. Se acaba de levantar el telón y nadie puede quejarse de cómo han comenzado los grandes nombres del pelotón. Aquí ninguno se reserva. Desde el primer día se nos brinda batalla y estopa. La nueva generación no entiende de preparativos. Todo sirve, todo se disputa, todo interesa.

Pogacar ha comenzado como terminó el último ejercicio: ganando. Cerró un 2022 levantando los brazos en la última clásica y en su reaparición, en el 2023, ha encadenado tres victorias, hasta el momento. Algo que ha invitado a que, desde las redacciones de cualquier rincón de planeta, le hayan llovido, en modo hipérbole, una amalgama de calificaciones, ganando entre todas ellas la consideración de “caníbal” por su voracidad de triunfos. Lo cual es completamente lógico y normal, si nos detenemos en analizar cómo ha ganado el esloveno.

Todo está cambiando con esta generación

La brillantez Pogacar, con apenas veinticuatro años, le encumbra permanentemente a estar llamado a ser considerado entre los mejores de la historia. No se recuerda nada parecido. Encontrándonos en los meses que vienen a preparar el ágape principal, ya sea por la metodología dominante o por la raza descomunal de estos ciclistas, él no regala ni desdeña ningún triunfo. Pogacar representa ― con la única salvedad de que su bestia negra, los Jumbo, siguen recluidos en sus cuarteles canarios ― la definición de máxima competitividad. Este chico disfruta de ganar, sabe que puede hacerlo y, no sin esfuerzo, aún con su permanente sonrisa, lo ejecuta con elegancia y contundencia.

Quienes conocemos la dureza de este deporte no dejamos de sorprendernos de sus exhibiciones. Algo parecido realizó el año pasado, ganando espectacularmente en el Tour UAE, la Strade Bianche o Lieja, cuando comenzaron a servirse los platos fuertes del año. Sin embargo, en este no ha querido ni perdonar las carreras que históricamente venían a servir para coger el tono de competitivo.

En la Clásica de Jaen, Pogacar llegó, vio y venció con tal ostentación que bien hubiera podido inspirar al mismísimo poeta, Antonio Machado. Quién supo deconstruir la bella geografía poética de los alegres montes de Jaén y sus inmensos olivares, seguro que hubiera escrito una oda magistral viendo a Pogacar materializar todo un endecasílabo ciclista en la última cuarentena de kilómetros de la clásica.

¡Qué bárbaro y portentoso debut!

Me encanta la filosofía profesional y vital de este ganador. No es de aquellos que espera y dosifica la vida. Se le nota enamorado de su oficio. Ama la bicicleta más que las mieles del triunfo, por lo que el éxito no se le sube a la cabeza. Rezuma humildad y sencillez. Gana y disfruta haciéndolo, exhalando el niño que lleva dentro. Sus victorias denotan inocencia y no materialismo. No cabe el postureo fingido, tan en boga. Pogi es auténticamente normal. Y en ello está lo grandioso su figura.

No ha sido el único que ha comenzado sin miramientos. Enric Mas cada día sigue afianzando su presencia entre los mejores. El sorprendente final de temporada se consolida, y auguro grandes, gratas y venideras noticias por parte del jefe de filas del Movistar en este 2023.

Lo que nos espera

El tramo de la temporada en que nos encontramos, con un calendario celosamente escogido, tienel as clásicas primaverales y de las Árdenas como su epicentro. Después, aquellos que tienen el Tour como objetivo, desaparecerán durante semanas, recluyéndose en altura hasta su reaparición en la Grand Boucle, pico de la temporada.

Solo con imaginar lo que nos espera, comprobado el arranque, ya da motivos para ilusionarse. Piensen que todavía deben aparecer la bestia de Evenepoel, un renovado Roglic, el renacido Bernal, el duo estelar de Van der Poel y Van Aert, además de las expectantes y fulgurantes figuras; Carlos Rodríguez, Juan Ayuso; sin olvidar la legión sudamericana con Santiago Buitrago, que promete dar que hablar, además del siempre pundonoroso Richard Carapaz. Un vendaval de estrellas que promete hacer las delicias de los aficionados al ciclismo.

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